Más autonomía e independencia gracias a los avances tecnológicos
Como persona sorda, soy invisible para la sociedad. Si descubren que soy sorda, inmediatamente se levanta un muro entre la sociedad y yo, poniendo barreras mentales que me impiden o me limitan en el entorno en el que me encuentre, además de ponerme la etiqueta “discapacitada”.
Sin embargo, si a esa barrera le añadimos tecnología, esta desaparece y empiezan a verme como una persona con capacidades para desarrollar una vida de autodeterminación y de calidad.
Siempre se producen avances tecnológicos para hacer más fácil la vida de la mayoría de las personas. La minoría, como es mi caso y el de las personas sordas, hemos sabido sacar provecho de esos avances sin haber estado pensados para nosotros. Ahora muchas personas oyentes prefieren escribir y mandar mensajes cortos que llamar por teléfono y responder, de ahí que se hayan inventado varias aplicaciones para chatear. Esto hace que en mi vida personal y laboral tenga más opciones para comunicarme con el entorno. De esta forma, lo que llaman discapacidad auditiva desaparece, al no existir esa barrera de accesibilidad a la información.
Mi día a día con la tecnología
Antes de la generalización de las nuevas tecnologías, mi vida como la de muchas personas sordas, consistía en pedir a alguien de mi entorno de confianza continuamente favores, como por ejemplo hacer llamadas telefónicas, sin tener un mínimo de autonomía, privacidad e intimidad.
Hoy en día, gracias a las aplicaciones de chat, mensajería, redes sociales y videollamadas soy 100% independiente, haciendo una excepción en aquellos entornos donde aún hay personas que discriminan y están llenas de prejuicios hacia las personas sordas.
El impacto de la tecnología en la sociedad actual ha hecho que pueda tener una mayor conexión a nivel mundial y ha facilitado mi trabajo compartiendo información con otros países.
Mi día a día con la tecnología
Antes de la generalización de las nuevas tecnologías, mi vida como la de muchas personas sordas, consistía en pedir a alguien de mi entorno de confianza continuamente favores, como por ejemplo hacer llamadas telefónicas, sin tener un mínimo de autonomía, privacidad e intimidad.
Hoy en día, gracias a las aplicaciones de chat, mensajería, redes sociales y videollamadas soy 100% independiente, haciendo una excepción en aquellos entornos donde aún hay personas que discriminan y están llenas de prejuicios hacia las personas sordas.
El impacto de la tecnología en la sociedad actual ha hecho que pueda tener una mayor conexión a nivel mundial y ha facilitado mi trabajo compartiendo información con otros países.
Me despierto con la vibración del móvil, coordino las reuniones por mail y participo en ellas gracias a una aplicación que me traduce la voz a texto. Las formaciones que llevo a cabo en mi trabajo las hago vía online o a veces con un intérprete de Lengua de Signos en mi móvil. En casa, cuando llaman al telefonillo o timbre, parpadean las luces en todas las habitaciones. A la hora de hacer pádel no necesito llamar para reservar una pista, sino que lo hago a través de una aplicación… Y ahora, además, también puedo disfrutar con mi hija oyente de ver una película con la opción de Lengua de Signos y subtítulos de Movistar Plus+, sin necesidad de que ella me haga de intérprete.
Sin tecnología no tendría una vida plena y feliz.