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¿Son el móvil y las redes sociales culpables del malestar de los adolescentes?

María Zabala

Las noticias y los expertos alertan sobre una creciente prevalencia de problemas de salud mental entre los adolescentes. Se citan razones que expliquen los datos: cambios sociales y generacionales, la pandemia y, sobre todo, el móvil y las redes sociales. Existe una preocupación pública relevante y una confusión informativa más relevante aún porque, en realidad, los resultados de las investigaciones son contradictorios y están repletos más de matices que de datos absolutos.

 

Pese a titulares y afirmaciones simplistas, la evidencia científica disponible nos dice que el impacto de la tecnología en el bienestar o malestar de los adolescentes puede ser negativo, pero también positivo, e incluso no significativo, todo ello en función de cómo se planteen o interpreten los datos.

 

Culpar del malestar de los adolescentes a las Redes Sociales es reduccionista

 

No se trata de negar una problemática, pero CULPAR a móviles y redes de que los adolescentes se sientan hoy peor que nunca es, cuanto menos, reduccionista. Lo que la ciencia nos cuenta se basa en asociaciones, no en una relación causa-efecto.

 

Quizá esos móviles y esas redes son más bien CÓMPLICES de muchos otros factores sociales, económicos, geopolíticos, educativos… Antes de poder afirmar que el móvil y las redes están deprimiendo a toda una generación es necesario reflexionar de verdad. Puede que las pantallas reduzcan el bienestar, o que un malestar ya existente haga desear más experiencias digitales, o que ese malestar nos haga más vulnerables a algunas situaciones online, o que existan otras variables subyacentes. Puede que influya también que vivimos en una sociedad que da valor a éxito y belleza, responde masivamente a la provocación, evita lo negativo y busca, permanentemente, la felicidad.

 

.tecnologia y adolescentes

 

El impacto de la tecnología en el bienestar de los adolescentes

 

En la actualidad, muchos afirmamos con gran asertividad que el móvil y las redes tienen la culpa de los problemas de los adolescentes. Por lo que ven, por cómo viven lo que ven, por cómo se relacionan. “La tecnología distrae, engancha, atrapa su atención, reduce su empatía y cercanía, los aísla, alimenta valores equivocados, acelera procesos, expone a una comparación constante”, decimos. “Imposible estar bien”. Pero bienestar como tal puede ser algo diferente en cada adolescente, en cada momento de su adolescencia. Y sin bienestar analógico difícilmente habrá bienestar digital. Así que necesitamos entender primero por qué nuestros adolescentes están bien o mal, independientemente de las pantallas. Solo así podremos realmente educar y acompañar desde la realidad de ambos planos: el digital -que tiene su influencia- y el que los adultos llamamos ‘real’ -que tiene, sin duda, mucha más influencia-