A lo largo de su historia, el ser humano ha ido desarrollando herramientas para comunicarse de una forma asíncrona, tales como el alfabeto, la escritura, la imprenta, y la digitalización. Esto ha generado una transformación cultural a nivel colectivo e individual. Como expresó Marshall McLuhan, el gran pionero de la comunicación en masa, los medios acaban “moldeando”[1] a la persona que recibe el mensaje.
La importancia de la educación y el pensamiento crítico
La tecnología nos ha convertido, en términos de Byung-Chul Han, en un “Homo Digitalis”[2] y esto está provocando en colectivos vulnerables, como lo adolescentes, un aumento exponencial de crisis de ansiedad, bajadas de autoestima, depresiones y, en algunos casos extremos, hasta suicidios. Muchos de estos síntomas se derivan de un sentimiento de vacío existencial.
Por esta razón, es necesario actuar y la educación es uno de los mejores preventivos para evitar estas tragedias. Usar las redes sociales de manera que hagan sentir una mayor plenitud es posible si se amplía conciencia sobre conceptos humanistas fundamentales donde el pensamiento crítico y los valores cumplen un papel esencial. Para ello, es importante que la persona se coloque siempre por delante del algoritmo para así proteger su autonomía y evitar que la tecnología le llegue a anestesiar.
¿Cómo puedo construir mi identidad digital?
McLuhan comentaba también que “Es imposible comprender los cambios sociales y culturales si no se conoce el funcionamiento de los medios”[3] y que “El medio es el mensaje”[4]. Es decir, el canal a través del cual nos llega la información afecta, de una forma u otra, a la manera de pensar y de actuar del receptor, más allá del contenido intrínseco del mensaje.
Por eso, dentro de este contexto de cambio irreversible de la naturaleza de la comunicación, el papel de cada uno de nosotros es indispensable. Para construir la identidad digital y dejar una buena huella en el entorno virtual es fundamental:
- Trabajar el autoconocimiento para reconocer y potenciar los talentos personales.
- Definir un propósito vital trascedente que poder trasladar al ámbito virtual y que esté alineado con la esencia de la persona.
- Ampliar la mirada más allá de uno mismo y tener presente valores fundamentales para mejorar nuestra convivencia, también en las redes sociales.
- Poner en práctica la escucha y la creatividad para conectar de manera más profunda con las personas que están detrás de las pantallas.
Las redes sociales suponen una nueva oportunidad para enlazar con los demás y, por tanto, para generar encuentros de valor que potencien nuestro crecimiento humano. Son, además, un gran trampolín para desplegar nuestras capacidades y ponerlas al servicio del bien de nuestra comunidad.
Sentirse comprometido con esta tarea es el camino para alcanzar una mayor plenitud y convertirse en un verdadero referencer.
[1] M.MCLUHAN y QUENTIN FIORE, El medio es el masaje, Editorial Paidós (Planeta), Barcelona, 1988, 2020, p.165.
[2] BYUNG-CHUL HAN, En el enjambre, Herder, Barcelona, 2014.
[3] M.MCLUHAN y QUENTIN FIORE, El medio es el masaje, Editorial Paidós (Planeta), Barcelona, 1988, 2020, p.8.
[4] M.MCLUHAN, Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, Editorial Paidós (Planeta), Barcelona, 1996, p.29-42.