¿Qué es el arte?, ¿para qué nos sirve?
Probablemente la mayoría de las personas desearían huir si tuvieran que contestar rápidamente a esta pregunta. Precisamente, en el Día Mundial del Arte, merece la pena recordar dos aplicaciones que tiene esta poderosa herramienta.
La primera es que el arte tiene la capacidad de emocionarnos. Y es que, según la neurociencia, la emoción actúa como un potente anclaje de los aprendizajes. Esto es especialmente interesante en un tiempo en el que a veces nos cuesta más concentrarnos, sentir interés por lo que nos rodea y utilizar nuestra memoria. Así, el arte puede ser un gran generador de aprendizajes significativos a través de la emoción.
También es necesario recordar que el arte tiene la capacidad de impulsar nuestro pensamiento creativo, y este es fundamental para sobrevivir a los retos que la sociedad del presente nos plantea. ¿Podríamos estar haciendo las cosas de un modo distinto al que las hacemos hoy?, ¿podríamos pensar nuestro futuro de manera tan creativa que solucionemos todos los problemas de hoy? Si pensamos en estas dos aplicaciones, tiene sentido decir que el arte es una pieza clave en nuestro aprendizaje y en nuestra sociedad.
El lenguaje del arte
No obstante, nuestro acercamiento al arte no es siempre amable. Seguro que te suena: vas a un museo y terminas el día absolutamente exhausto; intentas pensar qué civilización está detrás de esas ruinas que te parecen simples trozos de piedra, pero que no te cuentan nada; miras la nueva obra que se ha vuelto famosa en la feria de arte contemporáneo, pensando que es algo que podrías haber hecho con tus propias manos…
Por otro lado, la creciente digitalización de nuestros entornos también ha llegado al mundo artístico: gran parte del arte contemporáneo se realiza con software informático y no se materializa en objetos físicos, algo que puede desconcertar a parte del público.
Efectivamente, el arte es un lenguaje en el que no siempre confiamos. Parece que tuviéramos que desentrañar el misterio que está detrás de cada una de las obras que vemos. A veces tenemos la sensación de que nos estamos perdiendo algo. ¿Cómo vamos a utilizar entonces el arte para emocionarnos y aprender o para impulsar nuestro pensamiento creativo?
Educación artística y tecnología
La educación artística puede ayudarnos a conectar de una manera más profunda con el arte para usarlo como herramienta a nuestro servicio y entender el mundo contemporáneo en el que vivimos. Es por ello que los museos, los centros de arte y las instituciones culturales también necesitan nuevas metodologías y herramientas que faciliten su labor educativa, la interacción entre los contenidos y el público. Ahí es donde la tecnología juega un papel fundamental como ayudante en la transmisión de ese contenido.
Entender las exposiciones como dispositivos educativos, y los departamentos educativos de las instituciones culturales como lugares de formación permanente es el contexto desde el que un grupo de personas expertas en arte, educación y tecnología fundamos en 2017 la empresa Cápsula Cultura. Dispuestos a innovar en el ámbito educativo y cultural trabajamos con clientes como Fundación Telefónica, Museo ICO, Museo Casa de la Moneda, y recientemente Museo Thyssen Bornemisza. Hoy en día, Cápsula Cultura lo formamos personas apasionadas por la educación, la cultura y por comunicar a través de la emoción.
Reflexión y pensamiento crítico a través del arte
Cuando el público acude a una exposición en Espacio Fundación Telefónica, durante las visitas que realizamos desde Cápsula Cultura, utilizamos las obras de arte y la tecnología para generar discusión, debate, participación y fomentar el pensamiento crítico, elementos fundamentales en las sociedades democráticas. Las exposiciones y el arte son vehículos maravillosos para explorar otras maneras de reflexionar sobre temas complejos, de maneras diferentes a como se hace en los libros.
Desde el punto de vista de la educación, hay una larga trayectoria de ejemplos que se plantean como unión entre Educación, Arte, Ciencia y Tecnología. Tenemos el claro ejemplo de las STEAM (por sus siglas en inglés: Science, Technology, Engineering, Art, Mathematics). La unión de estas materias desde la educación se ha demostrado, en numerosas ocasiones, que produce un conjunto único de habilidades en el alumnado y que les capacita para afrontar los retos de una sociedad cada vez más compleja. Una sociedad que requiere mentes más abiertas, dispuestas a afrontar el cambio y con capacidad para resolver problemas de manera creativa.
El nivel de pensamiento creativo que se puede trabajar desde el arte hace posible, a su vez, incentivar el espíritu innovador en quien aprende. Desde esta perspectiva de la Educación Artística, en Cápsula Cultura colaboramos con el Espacio Fundación Telefónica implementando actividades en las que, desde el espíritu creativo, fomentamos no sólo la capacidad de resolver problemas, sino también de buscarlos.