Internet y seguridad son dos temas que cada vez van más de la mano. Al ser un espacio de intercambio que sirve para casi todo, es inevitable que los delincuentes quieran sacar provecho. Hace poco vimos como detectar y evitar fraudes online. Pero la ciberseguridad tiene muchos retos por delante debido a los puntos débiles y los problemas de Internet. Algunos de ellos ajenos a nosotros, como los ataques a servidores online o caídas en la red.
Pero que no cunda el pánico. Internet es tan seguro como pueda serlo salir a la calle o conducir por una carretera. Dependerá de nuestras medidas de precaución, de nuestros hábitos de seguridad y de nuestro sentido común. Y en algunos casos, como ataques a servidores, lo único que nos queda es la paciencia.
Son muchos los problemas de seguridad que pueden surgir en Internet. Algunos afectan a empresas y organismos públicos, otros a los proveedores de Internet y, finalmente, los hay que nos afectan a nosotros directamente. Veamos en qué consisten y cómo frenarlos.
Los problemas, digitales y físicos, de Internet
Internet tiene muchas ventajas. De ahí su rápida expansión y crecimiento en todos los ámbitos de nuestras vidas. Pero también tiene sus puntos débiles. Por ejemplo, el contenido al que accedemos a Internet está guardado en servidores. Esos servidores pueden dejar de funcionar, verse atacados o padecer un incendio en su centro de datos. Esto tiene mucha relevancia, ya que hoy en día dependemos cada vez más de aplicaciones que funcionan online, almacenamiento en la nube o cloud computing, a nivel empresarial. La buena noticia es que los responsables de estos servidores replican la información y reparten sus servidores en diferentes ubicaciones físicas para evitar que algo desaparezca sin solución.
Hemos hablado de los ataques a servidores. Pero también hay que contar con lo que une esos servidores con nuestros dispositivos conectados. La infraestructura que llamamos Internet depende de kilómetros y kilómetros de cableado que circula bajo tierra y a gran profundidad en mares y océanos de todo el mundo. Ese cableado está bien protegido pero pueden suceder catástrofes puntuales. En 2019, Vietnam sufrió una rotura de un cable submarino. Ese mismo año, otro cable afectó a Vietnam, Hong Kong, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia. Y a principios de 2020, un fallo en un cable submarino dejó sin Internet al 80% de la población de Yemen, al sur de Arabia Saudí. Pero no hace falta ir tan lejos. En 2011, una mujer dejó sin Internet a Armenia durante varias horas por cortar un cable en Georgia. Más de 3 millones de usuarios afectados.
Otro caso reciente que explica los puntos débiles y problemas derivados de Internet es el que afectó a Facebook y, por ende, a Instagram y WhatsApp. Varias horas sin poder publicar fotos y vídeos ni enviar o recibir mensajes. ¿La explicación oficial? Un error al cambiar la configuración de los routers troncales que coordinan el tráfico de sus centros de datos.
Lejos de asustar o alarmar innecesariamente, no está de más conocer los posibles problemas de Internet que podemos sufrir como usuarios sin poder hacer nada por solucionarlos. Tener un plan B es la única solución. En este caso, contar con aplicaciones y servicios alternativos si los principales que usamos cada día caen o sufren un percance.
La ciberseguridad y los ciberdelitos más comunes
¿A qué se dedican los infractores de Internet hoy en día? Los expertos tienen varias respuestas, que podemos ordenar de distintas maneras. Su objetivo principal es ganar dinero. El cómo es la clave. Extorsionando o robándolo directamente. En la extorsión, existen ataques de denegación de servicio, llamados popularmente como DDoS. También están las infecciones por ransomware, tan de moda en los últimos años. En cuanto al robo, el phishing es el rey, en sus distintas variantes.
Los ataques a servidores y sistemas informáticos están a la orden del día. Desde que se descubrieran los puntos débiles de Internet allá por los años 90, ciberdelincuentes de todo el mundo intentan que servidores y redes de ordenadores “caigan” a base de ejecutar peticiones a gran escala. Como consecuencia, podemos encontrar páginas o servicios caídos. Puede afectar a gigantes como Facebook o a organismos públicos como Hacienda. Por suerte, cada vez es más difícil realizar estos ataques con éxito gracias a las medidas de seguridad y a intermediarios como los CDN, que replican una web para mejorar su acceso.
Para los ataques DDoS se requieren muchos ordenadores conectados a la vez. Se conocen como redes zombi o botnets. Ordenadores secuestrados mediante malware sin que sus propietarios lo sepan. Hoy en día, a estas redes zombi se les unen otros dispositivos con acceso a Internet, como termostatos inteligentes, aspiradoras o electrodomésticos.
Otro tipo de ataque en alza que emplea redes zombi tiene que ver con el ransomware. Se trata de un malware que se extiende en ordenadores conectados en red. Su propósito es cifrar tus archivos y documentos para que no puedas acceder a ellos. Si quieres recuperarlos, los ciberdelincuentes exigen un pago. Este tipo de ataques se ha extendido a empresas, ayuntamientos, hospitales y todo tipo de redes y servidores privados y públicos. Y aunque en menor medida afecta a usuarios domésticos, también podemos caer en estas trampas. En especial ahora que el teletrabajo está en auge.
Precauciones y consejos de ciberseguridad
En definitiva, cuantos más dispositivos acceden a Internet, más víctimas potenciales. Cualquier dispositivo conectado puede ser atacado. Pero hay muchas precauciones a incorporar a tu día a día para estar a salvo.
- Cambiar las contraseñas por defecto.
- Crear contraseñas seguras. Y no compartirlas con cualquiera.
- Guardar tus contraseñas con un administrador o gesto de contraseñas.
- Actualizar el software, tanto aplicaciones como sistema operativo.
- Utilizar la verificación en dos pasos en tus cuentas y servicios online.
- No abrir mensajes, correos ni enlaces sospechosos.
- No abras adjuntos de correos o archivos descargados sin conocer su origen.
- Evita facilitar datos personales a la ligera.
- Accede a páginas y servicios con cifrado por defecto (verás un candado en el navegador).
Obviamente, hay más herramientas a utilizar para proteger nuestro uso de Internet. Cortafuegos, antivirus, soluciones VPN, controles parentales para bloquear páginas y contenido sospechoso, copias de seguridad de todos nuestros dispositivos… En el caso de Movistar, por defecto ya ofrece medidas de seguridad para garantizar una navegación segura gracias a la configuración de tu router Smart WiFi y de la red móvil de Movistar.
Además, si eres cliente Fusión o tienes una línea de contrato móvil, puedes beneficiarte gratuitamente de Conexión Segura, un servicio de seguridad que protege dispositivos conectados por WiFi o datos móviles de amenazas de malware y phishing. La protección se ofrece dentro y fuera de casa. Y si vas a usar redes externas a Movistar, puedes usar la app Seguridad Dispositivo.