Hablamos de trastornos de conducta alimentaria (TCA) para referirnos a un conjunto de alteraciones graves relacionadas con la ingesta de alimentos. Los TCA son un problema de salud mental que, además, puede provocar enfermedades físicas importantes, llegando incluso a poner en peligro la vida de quien lo padece. La persona que lo sufre muestra una especial preocupación u obsesión respecto al peso, la imagen corporal y la alimentación, entre otros.
Estas alteraciones en la alimentación están asociadas a determinados rasgos psicológicos, como pueden ser: tener una baja autoestima, insatisfacción con la imagen corporal, impulsividad, alto nivel de perfeccionismo, sensación de pérdida de control, etc. Con lo cual, estos trastornos no se reducen exclusivamente a problemas con la comida. Pueden reflejar la manera en que algunas personas afrontan diferentes aspectos de su vida, siendo, por ejemplo, la ingesta de alimentos la única manera en que pueden sentir que ejercen algún control ante situaciones y emociones que no son capaces de dominar, y también la forma en que consiguen calmar su ansiedad.
¿Por qué se originan los trastornos de conducta alimentaria?
Son muchos los factores que intervienen en la aparición de los TCA, siendo resultado de la interacción de aspectos psicológicos, familiares, personales, biológicos y socioculturales. Es fundamental la prevención, sobre todo en la población más joven. Este problema de salud mental aparece más frecuentemente en la adolescencia, etapa en la que somos más vulnerables, se está formando nuestra identidad y se producen cambios corporales importantes.
Cada persona tiene una historia de vida única durante la cual va adquiriendo una manera de enfrentarse a los problemas y de resolver los conflictos, a la vez que se va formando una opinión sobre sí misma que, en ocasiones, puede no ser satisfactoria.
Todo esto, sumado a la presión social existente por tener un cuerpo delgado, las redes sociales, la necesidad de ser aceptado y el asociar éxito, felicidad o amor con delgadez precipitan que aparezcan estos trastornos.
A quiénes suele afectar
En España existen unos 400.000 casos de personas que sufren TCA, y estas cifras van en aumento. En el último año los ingresos hospitalarios en unidades especializadas han crecido un 20%, además de que la media de edad ha bajado a los 12 años y medio.
Según la Asociación Catalana contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), los TCA son uno de los problemas de salud mental que más han aumentado a raíz de la pandemia. Han pasado de tener unas 2.000 atenciones en los años anteriores a 2020, a 5.000 atenciones en 2020 y 2021. La mayoría de TCA los sufren mujeres, entre 12 y 21 años, pero este trastorno ya no entiende de género ni edad ya que cada vez se registran más casos entre varones y personas mayores.
No debemos olvidarnos aquí del papel que juegan las redes sociales. Estamos siendo víctimas de un continuo bombardeo de imágenes con ideales estéticos basados en una perfección que mucho se aleja de un cuerpo real, lo cual es un factor más de riesgo en estos casos.
¿Qué tipos de TCA son los más habituales?
Entre los TCA que encontramos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-5), los que más prevalecen en la población son:
Anorexia nerviosa
Se caracteriza principalmente por una reducción y restricción de la ingesta nutricional. Esto conduce a una pérdida significativa de peso, negando el peligro que pueda conllevar, pudiendo presentar desnutrición y desequilibrios hormonales. La persona padece un miedo intenso a ganar peso o engordar, junto con una insatisfacción corporal, y una alteración en la percepción del peso y la imagen corporal, en la mayoría de los casos.
Quienes lo sufren presentan una marcada evitación hacia la comida, y realizan acciones compensatorias para contrarrestar lo que ingieren como son la actividad física excesiva y las conductas de purga (vómito autoprovocado, abuso de laxantes, diuréticos y/o enemas).
La aparición de síntomas es progresiva y hay que estar alerta a los signos que nos puedan hacer sospechar la presencia de esta enfermedad.
Bulimia nerviosa
Se caracteriza por la presencia de atracones en los que se come de manera excesiva e incontrolada en un corto espacio de tiempo y generalmente en secreto. Además, se realizan conductas compensatorias inadecuadas para intentar disminuir los efectos de estos atracones (vómitos autoprovocados, aumento de la actividad física, ayuno, uso desmesurado de fármacos, laxantes y/o diuréticos).
Existe una preocupación por el peso y la imagen corporal, pero no necesariamente se produce una pérdida de peso, ya que pueden presentar peso normal, peso bajo o sobrepeso. Es por ello que la bulimia nerviosa pasa más desapercibida que la anorexia nerviosa. La persona lo suele vivir con sentimientos de vergüenza y culpa, y tarda mucho en solicitar ayuda.
Trastorno por atracón
Como su nombre indica, aparecen ingestas compulsivas de forma recurrente, pero, a diferencia de la bulimia nerviosa, la persona no realiza conductas compensatorias, es decir, no se induce el vómito o hace un uso abusivo de laxantes, fármacos, ejercicio físico o ayuno, entre otros. Con lo cual, en la mayoría de los casos, se produce un gran aumento de peso, pudiendo llegar a la obesidad. Estos atracones se producen al menos una vez a la semana, y es habitual que la persona sienta un profundo malestar después o síntomas depresivos.
¿Qué podemos hacer ante un TCA?
Es importante estar atentos ante los signos de alerta que puedan aparecer (cambios en los hábitos relacionados con la comida, como no coincidir con la familia, aislarse, obsesión por la composición calórica de los alimentos, mover la comida en el plato y decir que no se tiene hambre, entre otros).
Hay que tener en cuenta que las personas que lo sufren normalmente no son capaces de identificar que tienen un trastorno, sus consecuencias negativas, ni la necesidad de realizar un tratamiento. Aquí es imprescindible el papel de las figuras de apoyo con las que cuenta la persona afectada.
Acudir a un equipo multidisciplinar (médicos, psicólogos, enfermeros, nutricionistas) especializados en TCA es la clave para poder hacer frente a estos trastornos y superarlos.
En este contexto, Movistar Salud puede desempeñar un papel importante al proporcionar información y recursos sobre los trastornos de conducta, promoviendo la conciencia y la prevención de estos trastornos, así como brindando acceso a servicios de atención médica y apoyo psicológico.
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