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Historias de Telefónica: el Mensáfono

Inauguramos con este artículo una nueva sección que hemos llamado #HistoriasDeTelefónica, en la que hablaremos de servicios, productos o instalaciones poco conocidas de la historia de Telefónica.

Productos y servicios como el Mensáfono, que han marcado hitos en la historia de nuestro país y han formado parte de la vida de millones de españoles durante décadas. 

Con suerte algunos recordareis los famosos «buscas» que poblaron nuestro país en los años 90 (esto no va por vosotros amigos millennials). Lo que poca gente conoce, es que 20 años antes existía ya un precursor conocido como Mensáfono, que Telefónica lanzó en nuestro país.

A continuación, te contamos la desconocida historia de este buscapersonas comercializado en nuestro país en los años 70. 

Mensáfono: el origen del buscapersonas (pager) 

Según Wikipedia, un mensáfono (en inglés pager o beeper, también llamado buscapersonas o busca en español) es un dispositivo de telecomunicaciones móvil, que recibe mensajes cortos de texto. Además incluye una pantalla de cristal líquido, una serie de circuitos, una alerta vibratoria y/o sonora y botones de control para la recepción de los mismos. 

Los mensáfonos, utilizaban señales de radio para enlazar un centro de control de llamadas con el destinatario, y así hacerle llegar un mensaje.

El busca nació en 1949, de la mano del inventor estadounidense de origen canadiense Alfred J. Gross. Gross había creado previamente el walkie-talkie y pensó en un sistema de radio para que ciertas personas pudieran estar siempre localizables y ser avisadas en caso de urgencia.

Esto despertó rápidamente la atención del sector sanitario y sólo un año después de patentarlo, el Hospital Judío de Nueva York pidió su implantación, sobre todo para los médicos que estaban de guardia.

En España el mensáfono llegó a principios de los 70 y en ciudades como Madrid o Barcelona ya se tenía acceso a este servicio en 1973. Telefónica anunciaba con orgullo su lanzamiento con este mensaje: «Por primera vez en el mundo este tipo de servicio cubre un radio de alcance superior al ámbito local».

Estos dispositivos alcanzaron una notable popularidad en los años 90, cuando se inició el uso de los teléfonos móviles, que solo ofrecían servicio de voz. Los «beepers» eran muy populares debido a su bajo coste, en comparación con el alto precio de los teléfonos móviles.

Historia del Mensáfono 

El servicio Mensáfono se lanzó en España de la mano de Telefónica en el año 1972. En el informe anual de Telefónica de dicho año se señala lo siguiente respecto la implementación del nuevo servicio:

En 1973 el Mensáfono extendió su uso a la Costa del Sol y posteriormente a Vizcaya, Guipúzcoa, Valencia, Alicante, Sevilla, Cádiz y autopistas de peaje. Y en 1979 el servicio disponía de 6.238 abonados de 12 provincias, y con una cobertura potencial que cubría el 46% de la población nacional. 

Cómo se pude ver en la imagen las previsiones del servicio para 1990 situaba sus potenciales usuarios en 22.000.

Sin embargo, en 1987 el servicio Mensafónico, tal como se conocía desaparece y se convierte en un nuevo servicio automático, con las modalidades no vocales de Simple AvisoAviso Numérico y Aviso Alfanumérico. Es lo que años después se conocería como los famosos buscas gestionados por Mensatel.

Telefónica desarrolló en 1989 Mensatel, un servicio de radiobúsqueda realmente avanzado. Este ofrecía cobertura nacional y no requería de una operadora manual ya que el mensaje se transmitía mediante una máquina.

Ya en 1990 se crean las bases del Servicio Paneuropeo de Radio Mensajería Unidireccional, algo así como el roaming de la telefonía móvil actual, y el mensáfono empezó a funcionar en la Unión Europea.

¿Cómo funcionaba el Mensáfono de Telefónica?

El servicio permitía localizar a una persona haciendo llegar un mensaje que le alertara sobre una situación en concreto: llama a tal persona, alguien ha llegado al aeropuerto, te están esperando en xxx, pasa a recoger a xxx… 

Quien quería enviar un mensaje, llamaba a un número de teléfono y le dictaba el mensaje a una operadora, que tomaba nota de forma manual. Posteriormente ésta llamaba desde la emisora al mensáfono y le leía el mensaje a su destinatario. 

El servicio se emitía como una radio. La operadora conectaba con el receptor del abonado y leía el mensaje en directo repitiéndolo dos veces. Por ejemplo: “llama a casa” o “Pepito ha llegado a Cádiz”. 

El Mensáfono emitía una señal sonora para indicar a su dueño que tenía un nuevo mensaje para escuchar. Como máximo podía ser de quince segundos.

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