Con la llegada del curso escolar y la vuelta a las rutinas de trabajo, comer bien en familia es otra de las tareas que debemos tener en cuenta si queremos que nuestros hijos adquieran hábitos de alimentación saludables de por vida. En este post os damos algunas ideas de comidas para niños.
Es indispensable, por ejemplo, que los niños reciban un menú equilibrado tanto en los comedores escolares como en casa, así como que aprendan de una manera natural e intuitiva a comer bien. Aunque no siempre es un proceso fácil y depende de factores como la edad del niño, los hábitos familiares y las preferencias personales, sí podemos utilizar algunas ideas o estrategias para que este proceso de educación nutricional sea ameno y divertido para ellos:
Si la presentación importa, en las comidas para niños, más.
En general, tendemos a preferir aquellos platos o presentaciones que nos resulten agradables a la vista. Por ello, siempre es un buen recurso ofrecer a los niños platos que les resulten atractivos y que les faciliten comer ciertos alimentos.
Por ejemplo, en los snacks para llevar al colegio se pueden incluir vegetales (tomates cherry, zanahorias sin piel cortadas a palitos) o cortar frutas en forma de macedonia, así como presentar los platos principales de comidas y cenas con formas divertidas combinando los diferentes colores de alimentos y teniendo en cuenta la estructura del plato de Harvard (50% vegetales, 25% proteínas, 25% hidratos de carbono).
Importante en las comidas para niños: predicar con el ejemplo
Los niños actúan por imitación: si observan a su alrededor que los padres no comen de forma saludable, ellos tampoco lo harán. Aunque es cierto que se dan casos en los que, aunque los padres coman de forma saludable, los hijos no lo hacen. Pero no hay que desistir ya que la adquisición de hábitos saludables es un proceso lento que se lleva a cabo durante la infancia y que está condicionado en gran medida por el entorno familiar.
Buenos alimentos más accesibles
Comer bien empieza por la gestión de la lista de la compra y, en ese aspecto, hay que priorizar la compra de alimentos frescos y evitar los procesados. Está demostrado que si se tiene una fuente de frutas accesible en la cocina o comedor hay más probabilidades de comerla que si la fruta esta guardada en la nevera. Por ello, es importante que, si los niños están en casa y ya tienen autonomía para decidir lo que comen, tengan un mayor acceso a las opciones saludables (frutos secos, yogures sin azúcar, frutas, etc.) ya sea en la despensa o la nevera.
No premiar con la comida
Comer es un acto fisiológico, pero también psicosocial ya que nos relaciona con las personas y nos proporciona placer. Sin embargo, no se debe premiar una conducta positiva con ciertos alimentos (dulces, bollería, etc.) ya que si lo hacemos podemos fomentar que los niños asocien la comida como mecanismo para afrontar situaciones de estrés o emociones negativas.
Participación en la compra y en la cocina
Involucrar al niño en las decisiones del menú semanal, en la elaboración de la lista de la compra e incluso en el proceso de compra (ir al mercado y al súper y enseñarles los alimentos frescos) o en la propia elaboración de platos y recetas es muy positivo. De esta forma se divertirán durante el proceso, serán más conscientes de lo que comen y se sentirán más partícipes de su alimentación, por lo que se evitarán conductas de “rechazo” de platos ya elaborados.
Estas son algunas estrategias que, sin duda, nos ayudarán en casa a fomentar unos buenos hábitos. Es cuestión de paciencia y de no desistir pues, tarde o temprano, lo que se ve y se hace en casa quedará en ellos y es una inversión en salud para todos.