¿Recuerdas cómo te sentiste al mirar a los ojos de tu bebé o escuchar su voz por primera vez? ¡Es algo mágico, estáis conectados! ¿Pero te has preguntado cómo nos perciben cuando estamos demasiado atareados y distraídos como para pasar tiempo de calidad con ellos? ¿Quieres saber cómo les impacta esa desconexión y qué puedes hacer para fortalecer vuestra relación? ¡Sigue leyendo!
En este mundo 2.0 la mayoría de las personas llevamos una vida sobrecargada. Miramos de manera constante el teléfono (más de 100 veces al día) y, si levantamos la vista o salimos a la calle, es para encontrarnos rodeados con anuncios en vallas publicitarias, autobuses y edificios. La vida moderna se encuentra repleta de estímulos que luchan por nuestra atención.
Si como adultos ya nos cuesta hacer frente a esta distracción digital, para los niños la historia es aún peor. Les cuesta manejar el estrés causado por esta cascada de estímulos, hasta el punto de que puede alterar su forma de comportarse. Es lo que se denomina «reacción al estrés acumulativo».
Por supuesto, la vida de los niños no debería estar completamente libre de estrés. ¡Y menos mal!, ya que no se puede evitar que lo experimenten: se caerán de un árbol o se pelearán con alguna de sus amistades en algún momento. Pero estas experiencias refuerzan su resiliencia, mejoran su comprensión del mundo y también les enseñan a comportarse.
Nuestros hijos se estresan cuando estamos distraídos
Y, por ello, nuestros hijos necesitan mucha atención sensorial. Al fin y al cabo, así es como se desarrollan, tanto emocional como intelectualmente. Patricia Kuhl, de la Universidad de Washington, descubrió que los bebés experimentan mucha angustia cuando ven una expresión sin emoción en la cara de sus padres. Antes, los bebés interpretaban ese tipo de expresión como un signo de tristeza; hoy, resulta que es la misma cara que tiene una persona cuando está mirando la pantalla del móvil o la televisión.
Los niños desarrollan la empatía al interactuar con otras personas. Y según el psiquiatra Dan Siegel, los niños no nacen con empatía, la cultivan a medida que maduran. Fomentan habilidades sociales y aprenden a entender las emociones de los demás mientras se pelean, juegan y hacen amigos.
Y eso sucede porque la interacción sensorial se basa en los actos reflejos: el proceso por el que los padres miran a su bebé y le sonríen, permitiendo que el bebé imite sus acciones y aprenda lo que quieren decir. Cuando los padres dedican tiempo de calidad con sus hijos, estimulan las áreas del cerebro del niño asociadas con el lenguaje y el pensamiento abstracto.
¿Quieres aprender una actividad para desconectar de la distracción digital y reconectar con tus hijos?
Recupera su atención con un gran objetivo común
Desbloquea un gran objetivo hacia el que avanzar pensando en cómo se relaciona con tus intereses, puntos fuertes y habilidades.
Con esta actividad descubrirás tu poder y potencial en el lugar donde se unen tus intereses, puntos fuertes y habilidades. Es una forma de reconectar con tu familia de una manera emocionante y auténtica.
Instrucciones:
- ¡Coge lápiz y papel! Y reflexiona y responde por escrito a las siguientes preguntas, respondiendo al menos 5 cosas por pregunta:
¿Qué te gusta hacer?
Piensa en actividades y situaciones que al realizarlas te generan alegría y felicidad.
¿Cuáles son tus puntos fuertes?
Aquellos donde marcas la diferencia y tu familia te reconoce por hacerlo genial.
¿Cuáles son las necesidades y prioridades de tu familia?
Considera todo aquello que de verdad le importa a tu familia.
- Repasa tus respuestas a cada una de las tres preguntas y busca cómo unir los puntos de cada sección para formar un objetivo.
Por ejemplo, si una de las cosas que escribiste que te encanta es «Salir a pasear por la naturaleza», uno de tus puntos fuertes es «Trabajo en equipo», y algo importante para tu familia es «Pasar tiempo juntos los fines de semana», podrías definir un gran objetivo familiar como este: «Preparar en familia una ruta en un entorno natural para ir durante el fin de semana y donde cada uno elija una actividad a realizar».
Ahora que comprendes el impacto que nuestra distracción digital provoca en nuestros hijos y cómo puedes contrarrestarlo, es el momento de dar el primer paso. Recuerda, cada pequeño paso que tomes hacia este objetivo os acerca hacia una conexión más profunda.
¡Así que, adelante, empieza hoy y descubre lo que podéis lograr juntos!